viernes, 27 de diciembre de 2013

¿Existieron los hobbits?

Si esta pregunta se refiere a los seres mitológicos antropomorfos emparentados con los humanos de las novelas de Tolkien, la respuesta sería obviamente negativa. Pero si por otra lado, me estuviera refiriendo a;  una especie humana, el Homo floreciensis, extinta hace tan solo 10.000 años, que vivió en condiciones de aislamiento en la Isla de Flores, de apenas  1 metro de estatura y el cerebro del tamaño de un chimpancé pero aun así con lenguaje y conducta inteligente, y que además forma parte de las leyendas del lugar que generación tras generación hablan de unos pequeños seres que a veces aparecían; la respuesta es afirmativa, existieron. Y su historia, de la que vamos sabiendo más cosas por los descubrimientos de los investigadores, es todavía más alucinante que cualquier novela mitológica.


                                             Este no existió     
                     
                                                       Esta sí existió


El descubrimiento.

Fue en 2003 cuando un grupo de paleontólogos descubrieron unos fósiles humanos en la asiática Isla de Flores, a los que apodaron Hobbits. Estos fósiles tenían algo muy peculiar, pertenecían a personas que no superaban el metro de estatura, y tenían el cráneo muy pequeño. Todo esto era muy raro, y ponía a prueba las teorías clásicas de la evolución y migración humana. Se suponía que cuando salimos de África, nuestro lugar de origen, nuestra estatura era mayor y también cada vez más lo era nuestro cerebro,  superando en mucho a los australopitecus, nuestros antecesores  ¿Qué hacía entonces un integrante del género homo tan pequeño en estatura y en cráneo en una isla asiática y hace solo 18.000 años? ¿cómo llegó allí? ¿qué especie era su antecesora?


                                          Isla de flores



                                       Lugar de las excavaciones de fósiles



                                    Homo floresiencis y Homo sapiens  

Para poder entender  esto, y la posible explicación a estas preguntas, primero tenemos que conocer varios conceptos relativos a la teoría de la evolución por selección natural, y la evolución de nuestro género humano como parte de este proceso. Con temor a ser reduccionista, voy a intentar explicar de forma simplificada ambos aspectos:

-          Teoría de la evolución.

Ya sabemos que Darwin revolucionó la concepción del mundo vivo, y por tanto de nosotros mismos, con su famosa teoría de la evolución de las especies por selección natural.
Resumiendo, viene a decir que las especies aparecen y desaparecen en  base a un proceso de selección natural. Una especie puede sufrir determinados cambios surgidos de mutaciones, los cuales son aleatorios, casuales; si estos cambios son útiles porque provocan una mejor adaptación del organismo vivo al entorno, son seleccionados y se perpetúan en la descendencia. Existe en este mecanismo una intensa relación entre el entorno y el ser vivo. Un organismo puede estar muy adaptado a su nicho ecológico, pero una glaciación, un cambio climático, etc,  pueden provocar cambios en el contexto que si no es capaz de resolver, se verá abocado a la desaparición. Pero ese mismo contexto sí puede ser válido para otras especies que por sus características se adapten mejor a estos cambios. Como ejemplo, la época de extinción de los dinosaurios propició la evolución de los mamíferos.

                            El mamífero que ocupó el sitio dejado por los dinosaurios

Dos ideas fundamentales hay que sacar de aquí; una es que todo este proceso es casual y aleatorio, es un producto del azar genético, no depende de una voluntad divina, y tampoco hay un plan preconcebido. Es decir, la evolución no tiende hacia un fin superior, no existimos los humanos porque somos el culmen de la evolución,  ni la evolución tiende necesariamente hacia formas más inteligentes, existimos porque somos una especie que se adaptó. Eso desde nuestro antropocentrismo resulta difícil de entender, pero es así. Volveré sobre ello cuando se explique las posibles causas de existencia del hobbit, u homo floresiensis.

Si quieres profundizar sobre el tema, no dejes de leer este artículo.

-          Evolución humana.

Sí, nosotros también somos parte del proceso de evolución natural, venimos del mismo organismo que todas las especies vivas, LUCA (last universal common antecesor), y por eso todos los seres compartimos algo que se llama ADN, una molécula que codifica un lenguaje que forma nuestro genoma, y nos hace existir, junto con las variables ambientales, tal y cómo somos.

Resumiendo muy mucho, somos descendientes de los primates que hace unos 7 millones de años nos separamos de la rama que daría lugar al chimpancé, y aún pasado ese tiempo compartimos el 99% de los genes con él. Esta separación la produce un gran cambio en las condiciones climáticas y geográficas, la aparición del Valle de Rift, que recorre una gran parte de África, y separa a los primates de la zona arbolada de los de la sábana. Los primeros se quedaron para siempre en los árboles, que les ofrecían, y ofrecen, protección frente a los predadores. Los segundos, la rama que dio lugar a nuestra especie, tuvo que “buscarse la vida”; sin árboles ni cobijo, con alimentos escasos y dispersos, con la amenaza continua de los predadores; estuvimos en una encrucijada evolutiva que casi nos hace desaparecer. Pero aquí es dónde hace su efecto la selección natural, distintas mutaciones hicieron que nuestros ancestros se fueran adaptando mejor a este nuevo y amenazante ambiente. Uno de los cambios más importantes fue la bipedestación, andar sobre las dos piernas, lo que nos proporcionaba la ventaja de poder ver desde lejos y a más distancia, y también recórrela más eficientemente. Y de ahí se fueron sumando cambios que constituían ventajas evolutivas; el uso de las manos para construir herramientas, producto también de la encefalización creciente que producía conductas más complejas y flexibles, nuestra capacidad de comer “casi” de todo, es decir el ser omnívoros, etc, etc.

                      Proceso simplificado de evolución humana

En este recorrido evolutivo se generaron distintas especies; los Australopithecus, que darían lugar por un lado a los parántropos, y por otro a la primera especie de nuestro género, el Homo habilis. Simplificando bastante el proceso migratorio ligado a la evolución de nuestro género, los humanos salimos de África en varias oleadas, colonizando toda Eurasia. El primer miembro en salir fue homo ergaster, hace más o menos 1.800.000  años, que ocupando Asia dio lugar al Homo erectus, y en Europa a otras especies como antecessor, heidelbergensis, y neardenthaliensis.

Como finalización de este proceso, está la segunda gran oleada colonizadora. Nuestra especie Homo sapiens, se gestó en África, y salió de este continente hace unos 200.000 años, ocupando todo el mundo y sustituyendo al resto de especies humanas. Hoy en día solo existen humanos de las especie Homo sapiens, el resto de especies humanas se han extinguido.

                                         Expansión del Homo sapiens


El enigma del Hobbit.

Visto estos conceptos básicos por arriba, toca enfrentar el enigma del Homo floresiensis, más conocido como el Hobbit. Teniendo en cuenta que los fósiles datan de unos 18.000 años, los investigadores tuvieron que ir elaborando hipótesis que fueran plausibles; una de ellas es que los restos encontrados eran de sapiens con alguna malformación genética, cosa que ya ha sido descartada, y la otra es que se trataba de descendientes de Homo erectus, la especie anterior a sapiens que pobló Asia, que hubieran evolucionado de manera distinta en condiciones geográficas de insularidad y aislamiento. Esta segunda opción, que parece la más explicativa, tiene que enfrentarse a un importante interrogante ¿Cómo es posible que a partir de una especie humana de talla alta y gran capacidad craneal se diera lugar a otra especie pequeña de estatura y de cerebro?

Aún queda por demostrar que Homo floresiensis  proviene del Homo erectus, y no de otra especie de homínido más pequeño, pero valorando que sea cierta la primera tesis, la respuesta a cómo es posible que una especie alta y encefalizada dé lugar a otra de talla y cráneo pequeño, está en la selección natural. Recordemos algo que vimos antes y que es fundamental para entender la evolución, y es que esta no tiende hacia ningún fin, ni divino ni natural, y no es su función favorecer a organismos más inteligentes, sino a los que tengan las características que mejor le permitan adaptarse a las condiciones del medio. Hay un ejemplo en el muy recomendable libro de Xurxo Mariño “Neurociencia para Julia”, en el que explica como un determinado organismo marino, después de madurar, se come su propio sistema nervioso para acabar como vegetal en el fondo del mar. Y esto está en la raíz de lo que intento explicar, un organismo vivo renuncia a una forma de organización celular superior, como lo es tener un sistema nervioso, por otra más rudimentaria pero que es más eficaz para sobrevivir, y que por tanto ha sido seleccionada por la evolución.
Volviendo a nuestro Hobbit, esto se puede traducir en que los Homo erectus que pudieron llegar a la Isla de flores, evolucionaron en función de las condiciones del contexto. En esta isla ser más grande no constituía ninguna ventaja al no existir grandes depredadores, más bien al contrario, los alimentos eran escasos y un cuerpo grande  necesitaba más alimento para mantenerse. De la misma manera un cerebro grande requiere mucha energía y consume una parte importante del metabolismo, por lo que saldrían favorecidos, y serían seleccionados, individuos pequeños de cuerpo y de cabeza, aunque esto significara retroceder en aspectos cognitivos o de lenguaje, lo cual parece que no ocurrió porque existen evidencias de conducta inteligente como la elaboración de herramientas.


Los pinzones de Darwin, ejemplo de e.volución insular. De una misma especie, evolucionaron distintos pinzones en diferentes islas. Sus picos están adaptados al tipo de alimento que le ofrecía su hábitat. 

Este fenómeno también se ve reflejado en el resto de especies animales  que convivieron con el Hobbit en la Isla, resaltando el caso del Stegodon, una especie de elefante enano, perfectamente adaptado al hábitat insular, cosa que sería bastante difícil por parte de sus parientes evolutivos, los actuales elefantes.
Quedan muchas dudas por resolver en torno a este tema, pero el hecho de la existencia de estos seres humanos, como nosotros, y a la vez tan diferentes como para constituir su propia especie, parece fuera de toda duda.

          Elefante actual, Stegodon enano, Homo floreciensis y Homo sapiens

La última parte es tal vez la que más se presta a la leyenda y la especulación. Cuando llegaron los colonizadores holandeses a la zona hace 500 años, los lugareños hablaban de unos seres de pequeña estatura, los Ebu Gogo, que eran vistos de vez en cuando. Los investigadores afirman que los homos floresiensis pudieron desaparecer hace unos 10.000 años por una erupción volcánica en la Isla de Flores, aunque se especula que pudieron sobrevivir más años en pequeños grupos. Lo que es seguro es que el Homo sapiens tuvo contacto con ellos. Tal vez de ahí provengan esas leyendas sobre pequeños cavernícolas de extraño lenguaje, que todavía perdura en el imaginario colectivo de las gentes del lugar.







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